La sorprendente conexión entre una toxina y cáncer colorrectal en jóvenes
Una nueva investigación internacional abre una vía inesperada para entender el aumento de casos en menores de 50 años
Alicia Romero | Mallorca, 25 de Abril de 2025 | 12:27h

La incidencia del cáncer colorrectal en menores de 50 años se ha duplicado en muchos países durante las dos últimas décadas, y los científicos buscan respuestas. Cada vez hay más evidencia de que una toxina bacteriana podría estar detrás de esta alarmante tendencia. Un nuevo estudio internacional, publicado en la revista Nature y liderado por el biólogo computacional Marcos Díaz Gay, apunta a la colibactina, una molécula producida por una cepa concreta de Escherichia coli, como una posible causa de mutaciones cancerígenas en edades muy tempranas.
El hallazgo forma parte del proyecto global Mutographs, financiado por Cancer Research UK, que ha analizado casi mil tumores colorrectales en pacientes de 11 países. El equipo detectó marcas genéticas atribuibles a la toxina bacteriana en un tercio de los pacientes menores de 40 años. Este patrón es tres veces más común en personas jóvenes que en mayores de 70 años, lo que sugiere una implicación directa de esta toxina en el aumento del cáncer colorrectal de aparición temprana.
¿CÓMO ACTÚA LA TOXINA BACTERIANA EN EL CÁNCER COLORRECTAL?
La colibactina es una molécula tóxica producida por ciertas cepas de Escherichia coli, una bacteria presente en el intestino humano. Fue descrita por primera vez en 2020 por el biotecnólogo Cayetano Pleguezuelos y su equipo en el Instituto Hubrecht (Países Bajos). Esta toxina daña directamente el ADN de las células humanas, generando un patrón mutacional muy característico en los tumores de colon y recto.
Gracias a técnicas que permiten estudiar la evolución del cáncer, los investigadores han concluido que estas mutaciones aparecen muy pronto, incluso en los primeros diez años de vida. Esta hipótesis sugiere que la exposición a la toxina bacteriana durante la infancia podría estar desencadenando tumores décadas después.
Además de la colibactina, otras toxinas bacterianas, como la BFT (Bacteroides fragilis toxin), también han sido vinculadas con procesos de inflamación crónica y desregulación celular en el colon, favoreciendo el entorno para el desarrollo del cáncer.
UNA FIRMA MOLECULAR QUE DEJA HUELLA
Los investigadores han identificado dos marcas genéticas mutacionales, denominadas ID18 y SBS88, como señales de la acción de la colibactina en el ADN. Estas huellas son especialmente frecuentes en pacientes jóvenes, lo que refuerza la teoría de que esta toxina desempeña un papel clave en el aumento global del cáncer colorrectal en menores de 50 años.
Un estudio previo, realizado en Reino Unido en 2024 con 2.000 pacientes, encontró esta firma en uno de cada ocho casos. En el nuevo estudio de Nature, que incluye datos de Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Irán, Japón, Polonia, República Checa, Rusia, Serbia y Tailandia, se confirma su presencia global, aunque aún no hay datos disponibles de España.
FACTORES DE RIESGO Y CAMBIOS EN EL ESTILO DE VIDA
El incremento de los casos de cáncer colorrectal en jóvenes parece estar relacionado con factores ambientales y cambios en el estilo de vida de las últimas décadas. Entre las posibles causas se barajan:
- Infección creciente por la cepa productora de colibactina
- Uso de ciertos antibióticos en edades tempranas
- Dietas ricas en comida ultraprocesada y bebidas azucaradas
- Falta de ejercicio, obesidad y déficit de vitamina D
El biotecnólogo Pleguezuelos subraya que aunque no se puede afirmar al 100% que la bacteria sea la causa directa, la evidencia acumulada es “una prueba bastante fuerte” de su implicación.
¿UN NUEVO ENFOQUE PARA LA PREVENCIÓN?
El descubrimiento de esta relación entre toxinas bacterianas y cáncer colorrectal podría cambiar la forma en que se abordan tanto la prevención como el diagnóstico precoz. Ya se está investigando:
- El uso de test fecales para detectar la presencia de colibactina o sus firmas genéticas
- Terapias que modulen el microbioma intestinal mediante probióticos, prebióticos o incluso trasplantes fecales
- Estudios epidemiológicos para determinar qué grupos están más expuestos a la toxina
El microbioma intestinal es un ecosistema que puede modificarse a través de la dieta y el estilo de vida. Una alimentación rica en fibra, frutas, verduras y baja en carnes procesadas puede ayudar a reducir la presencia de bacterias patógenas en el intestino.
UN ENIGMA GLOBAL AÚN POR RESOLVER
A pesar de los avances, muchos interrogantes siguen abiertos. No se sabe con certeza de dónde proviene esta cepa de Escherichia coli, ni qué porcentaje de la población la porta. Tampoco está claro qué factores determinan que algunas personas desarrollen mutaciones por colibactina y otras no.
El epidemiólogo Julian Peto, de la London School of Hygiene & Tropical Medicine, advierte que la presencia de estas firmas mutacionales en jóvenes no prueba por sí sola que la toxina sea la causa principal del cáncer. Propone estudiar muestras históricas de tumores para evaluar si este patrón ya existía antes.
El descubrimiento ha sido respaldado por instituciones de prestigio como la Universidad de California en San Diego y el Instituto Wellcome Sanger. El jefe de Díaz Gay, el biólogo computacional Ludmil Alexandrov, cree que este hallazgo cambia por completo la manera de entender el cáncer: “Puede que no se trate solo de lo que ocurre en la edad adulta: el cáncer podría estar influido por sucesos en las primeras etapas de la vida”.