¿Es malo crujirse los dedos?

Redacción | Mallorca, 23 de Mayo de 2024 | 11:37h

Crujir los dedos, ya sea para estirar las falanges o por simple hábito, es perjudicial para las articulaciones, según advierten los colegios de fisioterapeutas. 

A largo plazo, el hábito de crujir los dedos provoca desgaste innecesario en las articulaciones y en otras estructuras que las rodean, como ligamentos y tendones. Para provocar el chasquido, "se coloca la articulación en una posición que aumenta el espacio entre los huesos y el volumen de la cápsula sinovial", advierten. 

Las articulaciones están rodeadas por una cápsula sinovial que contiene líquido y gases como oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono, cuya principal función es lubricar las articulaciones para evitar el desgaste óseo. Al crujir los dedos, "se crea una zona de baja presión que provoca la salida de gases del líquido sinovial en forma de burbujas que estallan, produciendo el característico sonido de crujido", explican.

DESEQUILIBRIO 

Alertan de que "si provocamos este chasquido nosotros mismos, estamos movilizando la articulación más de lo debido, generando desequilibrio. Al fomentar este desequilibrio, sentiremos la necesidad de crujirnos más, y aunque a corto plazo podamos notar una cierta liberación, a largo plazo este comportamiento generará problemas en la articulación".

No todos los chasquidos son iguales. Si un profesional cualificado provoca el chasquido durante un tratamiento, está aumentando el movimiento de una zona rígida para equilibrar las áreas con mayor y menor movimiento, lo cual es beneficioso.

En los casos en que la propia constitución corporal favorezca la aparición de crujidos articulares, se recomienda visitar a un profesional sanitario para valorar si se trata de un desequilibrio articular o muscular.

¿CÓMO CUIDAR LAS ARTICULACIONES?

Para cuidar las articulaciones, los fisioterapeutas recomiendan seguir una dieta variada, destacando el consumo de lácteos (para fortalecer los huesos), proteínas (para los músculos) y vitaminas A, C y D.

Asimismo, aconsejan hacer ejercicio regularmente, aunque la intensidad debe depender de la edad y del estado físico de la persona. Según Santos, "tener un buen tono muscular distribuye mejor la tracción y compresión que sufren nuestras articulaciones, y previene la rigidez y el dolor articular".

También se recomienda evitar el sobrepeso, ya que este aumenta la presión sobre las articulaciones y acelera su desgaste, así como el tabaco y el exceso de alcohol. Estos hábitos afectan la microcirculación articular, favorecen el desgaste óseo y articular, y en el caso del alcohol, deshidratan los músculos, entre otros efectos negativos.

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