¿Tener sexo se nota en la cara? Esto dice la ciencia
Alicia Romero | Mallorca, 16 de Febrero de 2025 | 19:45h

Más allá de las creencias populares, la ciencia ha intentado responder si una vida sexual activa puede reflejarse en el rostro de una persona. Diversos estudios han explorado la relación entre la frecuencia y calidad de las relaciones sexuales y la apariencia física, concluyendo que, efectivamente, el sexo podría influir en el aspecto del rostro.
Uno de los estudios más relevantes fue publicado en Royal Society Open Science, donde un grupo de investigadores analizó si los niveles hormonales y la percepción de atractivo estaban vinculados a la actividad sexual. Según la investigación, las personas con una vida sexual más activa eran percibidas como más atractivas, posiblemente debido a los efectos fisiológicos del sexo en la piel y la expresión facial.
El sexo tiene un impacto directo en la producción de hormonas como la oxitocina y las endorfinas, ambas relacionadas con la sensación de bienestar. Además, el orgasmo estimula la circulación sanguínea, lo que proporciona un efecto inmediato de luminosidad en la piel. La producción de colágeno también se ve favorecida, ayudando a mantener una piel más firme y con menos arrugas.
Por otro lado, un estudio realizado por la Universidad de Nottingham reveló que los niveles de testosterona en hombres y mujeres pueden influir en su atractivo percibido. La testosterona, que aumenta con la actividad sexual, se asocia con rasgos faciales más marcados y una apariencia más saludable.
Pero más allá de los factores hormonales y fisiológicos, los expertos coinciden en que el sexo también tiene un impacto psicológico que puede reflejarse en el rostro. Un estudio publicado en Psychology Today destaca que las personas con una vida sexual satisfactoria suelen tener una mayor autoestima y un estado de ánimo más positivo, lo que influye en la expresión facial y en cómo son percibidas por los demás.
En conclusión, aunque el buen sexo no transforma mágicamente la apariencia, sí puede contribuir a una piel más radiante, un rostro relajado y una mayor percepción de atractivo. La clave está en los efectos hormonales, la reducción del estrés y la mejora del bienestar emocional, factores que, sin duda, se reflejan en la cara.